Los divorciados tienen mayor riesgo de padecer disfunción eréctil
La sexualidad es un aspecto de la vida tan importante como cualquier otro. De hecho es un buen termómetro para calibrar la salud general. Aunque en torno al sexo sigue habiendo ciertos tabúes y no se habla de él en sociedad con la libertad con la que sí se habla de otros temas, cada vez van desapareciendo más esas limitaciones, lo que es un buen indicativo de que avanzamos como sociedad. Cuesta reconocerlo, pero el sexo ocupa un gran espacio en las conversaciones cotidianas y es un gran anhelo por parte de todos y todas. Algo lógico, puesto que se trata de una actividad muy placentera que regala grandes momentos…y también muchas frustraciones.
Y es que desafortunadamente, no todo el mundo vive su sexualidad de una manera completa y feliz. A pesar de que cada uno la vive de manera individual -lo que gusta a unas personas no tiene por qué gustar a otras y viceversa- hay personas para las que la sexualidad supone más un trance que una experiencia gratificante. Esto suele ocurrir bastante a menudo a aquellos hombres que sufren problemas de disfunción eréctil.
Los divorciados un grupo que corre el riesgo de sufrir problemas de impotencia
Un estudio realizado por el Market Research Society de Londres ha concluido que el 80% de los hombres divorciados experimentan problemas de disfunción eréctil. Para el estudio se preguntó a 1.000 hombres adultos del Reino Unido. De estos 1.000 hombres, 120 resultaron estar divorciados.
El estudio determina que existen motivos principales por los que los divorciados tienen un mayor riesgo de sufrir problemas de disfunción eréctil: relaciones sexuales tienden a ser infrecuentes, insatisfactorias o apáticas.
Otros de los motivos que suelen conducir a los casos de impotencia es la repetición continuada de hábitos poco saludables. Entre estos, podríamos incluir el consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo, que pueden provocar trastornos físicos que afecten a la calidad de las erecciones.
En meno medida en algunos casos puede condicionar las relaciones sexuales tiene que ver con el consumo desmedido de pornografía. El cine para adultos refleja una vida sexual que poco tiene que ver con la realidad del común de los ciudadanos. La pornografía puede crear unas expectativas en los espectadores que, a la hora de la verdad, pueden verse frustradas, lo que genera insatisfacción y, en última instancia, conduce al desinterés y a la inapetencia.
En muchas ocasiones, el problema viene de que los hombres perciben las relaciones como si de un trabajo, rutina u obligación se tratase. Algo que debería ser placentero, pasa a convertirse en algo monótono, protocolario y carente de pasión.
Las causas de la disfunción eréctil
Dos son los principales motivos por los que pueden aparecer los problemas de erección: físicos o psicológicos.
Los problemas físicos impiden que la sangre circule de la manera adecuada por el pene, con lo que resulta imposible mantener o conseguir una erección. Las causas físicas de la disfunción eréctil pueden deberse al tabaquismo, la diabetes, el colesterol alto, una enfermedad neurológica o cualquier enfermedad o dolencia que implique riesgo cardiovascular y/o una circulación sanguínea deficiente.
Una visita a centros especializados como el Centro Médico Colón15 en Sevilla puede clarificar mediante la realización de una serie de pruebas si existe algún tipo problema físico. En estos lugares, profesionales como el doctor Natalio Cruz, especialista en Medicina Sexual, Andrología y Urología y jefe de los servicios médicos de la Clínica del Hombre Andromedi, velarán por la salud sexual de los pacientes y buscarán las mejores soluciones al problema.
Los problemas psicológicos pueden ser igual o más graves que los físicos. La principal causa se debe al estrés y a la ansiedad a los que se ven sometidos los hombres, tanto en su día a día, como en el momento de mantener relaciones sexuales.
Resulta primordial afrontar las relaciones con tranquilidad para evitar la somatización, es decir, que los problemas de origen psicológico se reflejen a nivel físico. Otra dificultad a la que se enfrentan muchos hombres que sufren este trastorno es que no pueden evitar sentirse presionados cada vez que van a practicar el acto sexual, lo que hace que se concentren más en el problema y, en lugar de solucionarlo, lo convierten en un problema cada vez más grande.
Abordar el problema psicológico no resulta sencillo, así que siempre resulta buena idea solicitar la ayuda de un sexólogo que permita guiar el proceso de recuperación a través de la liberación de la mente, del juego y del disfrute. Porque la disfunción eréctil puede provocar el desinterés y la falta de apetito sexual, cosa completamente entendible, puesto que la experiencia sexual pasa a convertirse en una experiencia traumática y desagradable para el hombre y la respuesta normal del ser humano es huir de aquello que nos hace sentir mal, de manera que se termina rechazando el sexo. Esta situación se agrava en un contexto social en la que se espera que el hombre cumpla con el ideal de virilidad y la figura del macho, que no hace sino incrementar lo que se conoce como la ansiedad de ejecución.