Todo lo que debes saber sobre el Alzheimer

Una de las enfermedades que afecta aproximadamente al 10% de las personas mayores de 60 años, es el Alzheimer, causándoles un tipo de demencia. Por tal razón, resulta fundamental saber todo al respecto para identificar los síntomas y aprender a retrasar su desarrollo.

Después de cierta edad, el organismo comienza el proceso de envejecimiento, mediante el cual, las células del organismo van perdiendo su capacidad regenerativa, y por ende, los órganos dejan de funcionar adecuadamente. En el caso del cerebro, se debería hablar de neuronas, las cuales se van perdiendo básicamente en personas que han sufrido un accidente cerebrovascular o padecen algún trastorno neurodegenerativo como por ejemplo el Alzheimer.

Ésta es una enfermedad que se estima que afecta a una de cada diez personas en edades por encima de los 60 años, más o menos, y que causa una gran degradación en la calidad de vida del paciente. Lamentablemente, al ser un padecimiento progresivo, solo irá empeorando con el tiempo; no obstante, existen métodos que se pueden aplicar para hacer más lento su desarrollo. En vista de ello, aquí hablaremos de todo sobre el Alzheimer.

¿Qué es el Alzheimer?

El Alzheimer, es la principal causa de demencia en las personas que lo padecen, quienes por lo general, suelen ser mayores de 60 años. Esto se debe a que es un padecimiento neurodegenerativo, del que las causas aún no están claras, pero se sabe que ciertos factores ambientales, y sobre todo genéticos, se encuentran involucrados.

De este modo, las lesiones empiezan a surgir en algunas zonas cerebrales, unos 15 o 20 años previamente a la aparición de los primeros síntomas, entre las cuales se pueden encontrar las siguientes:

• La memoria inmediata se ve afectada, pues se presentan dificultades para interpretar y retener la información. 
• Afectación de funciones cognitivas y conductuales, tales como la orientación, el habla, la capacidad del juicio, entre otros.

En este sentido, progresivamente, el anciano irá perdiendo las capacidades de autonomía, debido a que no podrá valerse por su cuenta.

¿Existen tratamientos para el Alzheimer?

Como se ha mencionado anteriormente, aún no existe una cura definitivamente para la enfermedad del Alzheimer, sin embargo, existen tratamientos del tipo atenuante. Esto quiere decir que ralentiza el desarrollo de los síntomas, con lo que es posible brindarles a los pacientes una mejor calidad de vida.

Entre los tratamientos aplicados de origen no farmacológico, se encuentran las actividades cognitivas, las cuales consisten en ejercicios de estimulación que para los pacientes serán como unos juegos, que además de entretenerlos y divertirlos, se busca ejercitar las habilidades mentales como son la memoria, el lenguaje y la atención, por ejemplo.

Para un adecuado funcionamiento de estas actividades, es importante prestar atención a los gustos y destrezas de la persona con Alzheimer, ya que si se le asigna una tarea que no es de su agrado o que nunca ha hecho, es posible que sienta rechazo hacia la misma o que intente resolverla, lográndolo más o menos de forma exitosa, pero angustiándose mucho mientras la desarrolla.

El diagnóstico médico es esencial

A pesar de que los síntomas de la enfermedad del Alzheimer son realmente notables ya en la etapa inicial de la enfermedad, es importante recordar que ésta comienza a desarrollarse unas dos décadas antes, por lo que con las primeras señales de pérdida de memoria, más allá de un simple despiste, es recomendable acudir a un médico especialista para que éste pueda realizar un diagnóstico correcto y certero.

Con esto lo que se consigue es detectar el inicio de la enfermedad en una etapa donde los medicamentos y tratamientos no farmacológicos puedan ser capaces de retrasar el progreso de la enfermedad, con lo que se estará proporcionando una mejor calidad de vida y más duradera para la persona.

Finalmente, es una buena alternativa que permite descartar y tratar otros motivos posibles que puedan ser la causa de la pérdida de la memoria, como por ejemplo, el Parkinson, lesiones en el cráneo, infección, problemas nutricionales o del metabolismo, o la interacción con algunos medicamentos que se estén ingiriendo.